jueves, 15 de noviembre de 2012

EL TREN


Espero cada tren con miedo a perderlo,
no sé por qué lo hago,
tal vez me evada viajar,
tal vez espere descarrilar.

Llega el ocho al andén
no conozco su destino
pero subo sin pensarlo
ante mil ojos que me ven.

La maquina se pone en marcha
y la estación saca su pañuelo
pero no llora, lo tira al suelo
me entra el sueño, el traqueteo engancha.

Un fuerte ruido me despierta
no hay nadie en el vagón.
Bajo el túnel esa luz blanca
mi destino señala.

1 comentario:

  1. He podido comprobar que estos días estás sembrao escribiendo. Éste es el que más me ha gustado de los que leído, a pesar del tono gris y desesperado que desprende.

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